La Mayordomía, el corazón de la administración.
En la Biblia, la mayordomía no es solo una práctica de gestión, sino un estilo de vida que influye en todas las áreas de la existencia humana, y que estamos llamados a vivir como creyentes, renunciando así, a las perspectivas del mundo que van en contra de la misma. Desde el Antiguo Testamento, encontramos ejemplos de administradores designados por Dios muy a pesar de sus resultados. Adán, en el Jardín del Edén, es el primer mayordomo encargado de cuidar la creación (Génesis 2:15). De igual manera, Eliezer, siervo de Abraham, administra los bienes de su amo con responsabilidad (Génesis 24:2). En el Nuevo Testamento, “oikonomía” también se emplea para describir la administración de la gracia de Dios (Efesios 1:10; 3:9), demostrando que la mayordomía trasciende lo material e incluye la gestión de los dones y el mensaje del Evangelio.
Desde esta perspectiva, la administración de empresas para todos los creyentes se debe fundamentar en la mayordomía cristiana, lo que ofrece una guía ética y espiritual para los profesionales que buscan integrar su fe en su campo laboral. Uno de estos principios es la responsabilidad y la ética. En la administración cristiana, los valores de justicia, honestidad y transparencia son esenciales. Los administradores deben reconocer que los recursos que manejan no les pertenecen, sino que han sido confiados para su gestión. Esto los lleva a tomar decisiones éticas, evitando la corrupción y el abuso de poder, recordando aquella enseñanza de la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30).
Otro aspecto clave es el liderazgo basado en el servicio. A diferencia de los modelos de liderazgo tradicionales centrados en el poder, la enseñanza de Jesús promueve un liderazgo transformador enfocado en el bienestar de los demás (Marcos 10:45). En el ámbito empresarial, esto implica que los administradores deben priorizar el desarrollo y bienestar de empleados, clientes y comunidades, buscando un impacto positivo en la sociedad.
La visión integral del ser humano también es fundamental en la mayordomía cristiana. No solo se trata de buscar el éxito económico, sino también de promover el bienestar en la sociedad sin dejar de lado lo espiritual. Bajo una perspectiva empresarial, y desde posturas más concretas, esto puede traducirse en la implementación de políticas de justicia, respeto por los derechos humanos y la gratitud hacia los trabajadores. Debemos aspirar a una administración consciente del impacto que las decisiones tienen en el entorno y en las futuras generaciones.
Finalmente, la mayordomía también resalta la importancia de la generosidad y la justicia económica, sin tener que vincularse con ideologías extremistas. La Biblia llama a dar generosamente y a compartir los recursos con equidad (2 Corintios 9:8-11). En el contexto empresarial, esto puede inspirar a los administradores a implementar políticas salariales justas, contribuir fuertemente al desarrollo de la sociedad y fomentar un modelo de negocio que busque el equilibrio entre la rentabilidad y el bienestar de la comunidad.
La mayordomía ofrece una perspectiva trascendental para el administrador, proporcionando principios que pueden transformar la forma en que los líderes gestionan los recursos. Integrar estos valores en la administración de empresas debe reflejar en su totalidad la justicia y el amor de Dios.
- Edenilson Portillo - Líder Estudiantil UES SANTA ANA
- Fernando Ramirez- Obrero Estudiantil
No hay comentarios:
Publicar un comentario