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Amigas, discípulas y receptoras activas del plan de salvación

La biblia está llena de historias de mujeres que conmemorar y la vida de Jesús está rodeada de ellas como amigas, discípulas y receptoras activas del plan de salvación que traía consigo el proyecto del Reino de los Cielos. Marta y María son parte de ellas, conocidas por esas tres características que hemos señalado, son mencionadas en los evangelios de Lucas y de Juan, recordemos un poco.
En Lucas 10:38-42 cuentan la vez que Jesús fue recibido en su casa, usualmente nos muestran a Marta como “equivocada” y a María como “correcta”, es muy común en nuestra sociedad antagonizar a las mujeres, pero en lugar de fragmentarse creo que ellas nos invitan a accionar (Marta) y orar (María), las palabras de Jesús nos van a pedir a través de ellas que no olvidemos por qué hacemos las cosas, que cuando busquemos la justicia y el bienestar de otros no olvidemos el espíritu que nos mueve.Por otra parte, en Juan 11:1-23 podemos dimensionar la intimidad de su relación con Jesús cuando lo llamaron porque su hermano Lázaro había muerto. Jesús llora con ellas, Marta le reconoce como Mesías tal como Pedro haría después y la promesa de la resurrección es recibida.
¿No son siempre las mujeres quienes lloran a sus muertos hasta el final? Jesús se duele con ellas y no se muestra indiferente, este será uno de los textos más humanos en su ministerio. Las mujeres constantemente se han encontrado en la calle de la amarga injusticia, preguntándose ¿Cómo haremos? La realidad es que ellas siempre se han ensuciado las manos para recibir a otros en su hogar, desgastan su calzado por kilómetros para buscar alimentos o agua y alzan sus voces desgarradas para encontrar a sus desaparecidos, Jesús continúa atento y solidario con ellas tal como en los evangelios. Con ese mismo espíritu conmemoramos El Día Internacional de la Mujer como creyentes, una fecha en la que se afirman demandas por la justicia y nos recuerda quienes siempre han estado ahí. Si bien muchas mujeres ya han logrado conquistar espacios como la academia y el espacio laboral, el mundo sigue siendo injusto y muchas permanecen con vidas marginalizadas y empobrecidas, esto como iglesia de Cristo que mantiene su vigencia en los territorios olvidados, nos implica directamente.
¿Qué podemos hacer como hombres y mujeres para tomar un rol activo?
Necesitamos reconocer el llamado que Dios nos hace como parte de su creación, preocupándonos por el bienestar de nuestra más próxima (o prójimo), no guardando silencio ante las injusticias, compartiendo nuestros conocimientos con solidaridad y orando por aquellas que en silencio llevan sus cargas en nuestras comunidades. Que el ejemplo de Jesús mueva nuestras vidas para mostrar que vino a romper prejuicios, a dignificarlas y hacerlas parte de su plan salvífico.
Remy Ocón y Hilary Escalante Obreras de la Universidad de El Salvador