Martin Lutero se enfrentó a un grupo de clérigos, nobles y al propio Carlos V para defender sus escritos y posiciones; al punto que Lutero tuvo que huir para luego ser rescatado por Federico de Sajona.
Aunque se reconoce que no fue un Lutero solitario el que logró hacer estos cambios, ahora se reconocen algunos pioneros de la reforma en Europa como: Pedro Valdo quien era un mercader en la ciudad de Lyon, John Wycliffe estudiante de la universidad de Oxford, Jan Huss era sacerdote y servia como decano en la facultad de filosofía en Praga y Girolamo Savonarola un fraile de la ciudad de Florencia.
Todos ellos condenaron la inmoralidad de la iglesia, una iglesia que había producido una teología sin evangelio; y todos fueron excomulgados, incluso dos de ellos ardieron en la hoguera; pero el hecho más importante es que todos rescataron la autoridad de las Escrituras y la predicación en la lengua del pueblo.
La iglesia que conocían y desafiaban no tenia interés en dar respuestas a las extremas necesidades y pobrezas que azotaban a los pobladores del Sacro Imperio.
En diferentes escritos Lutero invitó a reordenar las condiciones económicas de la nación recalcando las contradicciones entre el evangelio y el actuar de los empresarios cristianos. En otras palabras, el vínculo ético de la persona cristiana en sus relaciones y comportamientos en la sociedad, de esa manera entrelazó la eclesiología con la economía.
El anuncio del evangelio ha de ir acompañado de una espiritualidad que imprima en las acciones las señales que Dios está presente. Predicar a Cristo sin una vida que ilustre a Cristo es negarlo. Tomar el nombre de Cristo sin vivir amando la verdad y la justicia es “gracia barata” como lo dijo Dietrich Bonhoeffer.
La eclesielogia que planteaban los reformadores es práctica, visible e inmersa en el trabajo como una confesión integral de fe en Jesucristo y es justo así como debemos verla nosotros 506 años después.
El ser humano es un ser espiritual y social; y el mayor ejemplo es la encarnación de Jesus, quien se hizo hombre y habitó entre nosotros. Vivió socialmente en el contexto de Israel.
Nos toca a nosotros hoy seguir haciendo brecha en este caminar de fidelidad al evangelio recibido en medio de nuestros contextos de injusticia.
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